No hay que estar tan convencido de que la palabra justicia aplicada en este caso de poner fin a la vida de Osama bin Laden, después de una persecución de casi 10 años, sea adecuada. Cuando hay guerra no hay justicia y todos son al final perdedores porque no debería haber guerras. La beligerancia no termina con la muerte de bin Laden. El problema del reclamo islámico y árabe es el problema del desajuste y la asimetría de progreso y desarrollo entre dos áreas del mundo. Los rasgos más profundos de esas diferencias no se perciben bajo las condiciones de una guerra tan irregular y de complejidad tan inconmensurable como la que pretende erradicar el terrorismo.
Fuente: Juan Francisco Coloane. En La Tercera, 02.05.2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario