Gunther von Hagens ha hecho una fortuna gracias a la patente de la 'plastinación' de cadáveres humanos, que exhibe en macabras exposiciones internacionales. Pero mucho más complejo que la técnica de la 'plastinación' (retirar los líquidos de un cadáver y sustituirlos por acetona fría) es el entramado legal que protege su actividad, tejido por abogados internacionales que garantizan que la compra de cuerpos sin vida de presos de cárceles chinas no resulte punible (así como su procesado, exposición y venta en Alemania).
Las autoridades alemanas llevan una década detrás de Von Hagens, que, como último reclamo publicitario, anuncia que su propio cuerpo será 'plastinado' y expuesto después de su muerte, alcanzando así lo que él entiende por "vida eterna".
Fuente: elmundo.es
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