Un fármaco que se usa actualmente para reducir el riesgo de rechazo de órganos trasplantados parece revertir los daños causados en el ADN por el envejecimiento.
El hallazgo, afirman los científicos, podría ser un tratamiento potencial para los niños que sufren una rara enfermedad genética llamada síndrome de Hutchinson-Gilford, o progeria, que provoca que los pacientes envejezcan ocho veces más rápido de lo normal.
Pero también podría tener un impacto beneficioso para retrasar el proceso normal de envejecimiento de los humanos, dice el estudio publicado en la revista Science Translational Medicine.
La investigación fue llevada a cabo por científicos del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, la Universidad de Maryland, el Hospital General de Massachusetts y la Escuela Médica de Harvard, en Estados Unidos.
La nueva investigación involucró tomar células de niños con progeria que fueron tratadas en el laboratorio con un fármaco llamado sirolimus (también conocido como rapamycin).
El fármaco, producido a base de una sustancia descubierta en la Isla de Pascua, es un poderoso inmunosupresor y se utiliza para evitar el riesgo de rechazo de órganos en pacientes que recibieron trasplantes.
Estudios anteriores con ratones también habían demostrado que el rapamycin logra prolongar la vida de los animales. Descubrieron que el fármaco ayudó a las células a deshacerse de la acumulación de progerina y a revertir los defectos del núcleo celular que provocan la reducción de la longevidad.
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