Luego de las durísimas críticas que lanzó contra la Santa Sede el primer ministro irlandés, Enda Kenny, por el rol de la Iglesia en el encubrimiento de casos de abusos sexuales de niños por parte de sacerdotes, el Vaticano llamó hoy a consultas a su embajador en ese país.
En un inédito choque diplomático entre la Santa Sede y un país de fuerte tradición católica, especialmente golpeado en los últimos años por el escándalo por pedofilia en el clero, el Vaticano decidió convocar al arzobispo Giuseppe Lanza, nuncio apostólico (embajador) en Dublín.
El conflicto se desencadenó luego de la publicación, el 13 de julio pasado, del denominado "Cloyne Report", el cuarto informe que realiza el gobierno irlandés sobre casos de pedofilia que involucran a miembros del clero. Este puso bajo la lupa la inadecuada gestión de algunos casos ocurridos entre 1996 y 2009 en la diócesis de Cloyne, en el sur de Irlanda, manejada hasta el año pasado por una figura bastante conocida: el obispo John Magee, que fue secretario privado de tres papas (Pablo VI, Juan Pablo I -a quien encontró muerto- y Juan Pablo II).
El informe, de 421 páginas, saca a la luz 19 casos de abusos ocurridos en esa diócesis y acusa al obispo y a sus colaboradores de no haber denunciado a las autoridades civiles a 9 sacerdotes.
Más allá del "Cloyne Report", que también dejó en claro que las autoridades de dicha diócesis jamás aplicaron las nuevas normas impuestas por Juan Pablo II y Benedicto XVI, lo que hizo estallar la reacción diplomática de la Santa Sede fueron las declaraciones que realizó el martes pasado ante el Parlamento el primer ministro irlandés, Enda Kenny. El premier, de hecho, atacó en forma más que directa al Vaticano, al asegurar que el informe Cloyne había "puesto en evidencia el intento de la Santa Sede de bloquear una investigación en un Estado soberano" y había hecho "emerger la disfunción, la desconexión, el elitarismo y el narcisismo que dominan la cultura del Vaticano". "La violación y la tortura de niños fueron minimizados para sostener, en cambio, la supremacía de las instituciones, su poder y su reputación", también denunció el premier irlandés, en declaraciones sin precedentes recientes en Europa.
La reacción del Vaticano no fue inmediata, sino que llegó esta mañana con la decisión de llamar a consultas al nuncio en Irlanda, un gesto que refleja a las claras el malestar de la Santa Sede, que no convocaba a un embajador desde hacía muchos años, según expertos consultados.
Ciro Benedettini, vice director de la Sala de Prensa del Vaticano, admitió que "la convocatoria del nuncio, siendo una medida que raramente la Santa Sede usa, denota la seriedad de la situación, la voluntad de afrontarla con objetividad y determinación".
Además, indicó que el gesto también expresó "una cierta nota de sorpresa y tristeza por algunas reacciones excesivas". Aunque destacó que el llamado "debe ser interpretado en la línea de una voluntad finalizada a una seria y concreta colaboración".
"Se trata de una decisión que tiene como objetivo principal una consulta con quien trabaja en la Secretaría de Estado y otras secciones involucradas, al fin de preparar la respuesta oficial de la Santa Sede al gobierno irlandés", concluyó.
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