El régimen de Moammar Jaddafi estaría viviendo sus últimas horas en Libia, luego que las fuerzas rebeldes avanzaran con éxito ayer en la toma final de Trípoli. Aparentemente sin encontrar mucha resistencia, los insurgentes ocuparon zonas simbólicas de la capital como la Plaza Verde -corazón de la ciudad y epicentro de las manifestaciones a favor del gobierno-, y lograron la captura de tres hijos del gobernante, incluyendo a Saif Al Islam, visto como el heredero del dictador.
Según dijo un vocero del Consejo Nacional de Transición (CNT), Fathi Benjalifa, los rebeldes mantenían anoche el control sobre "todos" los barrios de Trípoli, salvo Bab Al Aziziya, donde está situado el cuartel de Jaddafi. "Su captura no es una cuestión de horas, sino de minutos", afirmó entusiasmado, mientras que el ministro de Justicia del CNT, Mohamed Al Alaqi, indicó que las fuerzas leales al régimen estaban huyendo de la capital.
Los rebeldes también dijeron controlar instalaciones clave del país, como el edificio de la radio y la televisión pública.
Totalmente aislado, el líder libio lanzó anoche un desesperado llamado a sus seguidores para que defiendan la capital de los "nuevos colonialistas", en su tercera alocución en 24 horas. "No hay sitio para el colonialismo ni en Trípoli ni en toda Libia. Salgan, conduzcan a los libios hacia la victoria. Que toda persona que tenga armas salga a la calle para proteger el país", exclamó. "Rechazamos someternos, rechazamos rendirnos. Trípoli no debe arder como Bagdad".
Sin embargo, en medio de confusas versiones, no era claro que Jaddafi continuase en Trípoli. Una fuente rebelde le dijo a la cadena Al Jazeera que el dictador, quien gobierna desde hace 41 años el país, pudo haber escapado hacia Sudáfrica, aunque también circuló el rumor de que pudo haber huido hacia la frontera con Argelia, donde contaría con la protección de miembros de su clan, Al Orba. Nada de esto ha sido confirmado.
Rendiciones
Según fuentes rebeldes, las fuerzas insurgentes rompieron ayer las líneas de defensa del régimen por el sector oeste de Trípoli sin encontrar mayor resistencia, pese al anuncio por parte del líder libio de que se abrirían los arsenales para que el pueblo defendiera la capital. De hecho, en el camino comprobaron que una base de una brigada de élite -que suponía el obstáculo más importante en la ruta hacia la ciudad- había dejado las armas y abandonado el lugar.
No fueron los únicos en entrar en la capital, ya que un grupo de combatientes también llegó por mar desde Misrata. En la llamada "Operación Sirena" también participó la OTAN, que apoyó el asalto con poderosos bombardeos sobre el cuartel general del líder libio en Bab Al Aziziya y en el aeropuerto de Maitika.
A pesar del éxito aparente de los rebeldes, el portavoz del régimen, Mussa Ibrahim, afirmó anoche que "el régimen sigue siendo fuerte y miles de voluntarios y soldados están listos para la batalla". Además, reportó que 1.667 personas han muerto en Trípoli desde el sábado.
"La pacífica ciudad de Trípoli se ha transformado en un infierno por causa del apoyo de la OTAN a los grupos de terroristas", señaló. "Los combates van a intensificarse, ya que vamos a batirnos por defender Trípoli contra el colonizador y sus agentes. Y el recuento va a empeorar, así que dejemos a un lado las armas y sentémonos en una mesa para dialogar", agregó.
La Corte Penal Internacional (CPI), por otra parte, confirmó la detención de Saif Al Islam, el segundo hijo de Jaddafi, sobre quien pesa una orden de arresto por crímenes de guerra. "Esperamos que pueda estar pronto en La Haya", dijo el fiscal de la CPI, Luis Moreno-Ocampo. Debido a su perfil combativo, Saif era considerado como el "heredero natural" de su padre.
Los insurgentes también capturaron a otros dos hijos de Jaddafi, Al Saadi y Mohammed. Este último, quien se entregó y quedó en prisión domiciliaria, dio una entrevista telefónica a Al Jazeera en la que dijo estar "triste por las matanzas entre hermanos". "Lamento la ausencia de discernimiento y de razón, lo que ha llevado a nuestro país a la actual situación", agregó.
La madre de Mohammed y primera esposa de Jaddafi, Fadhia, también habría sido detenida.
Siguiendo de cerca el desarrollo de los acontecimientos, el Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Ramsussen, aseguró ayer que el régimen de Jaddafi está "claramente desmoronándose" y sostuvo que el líder libio "no puede ganar la batalla" contra sus propios ciudadanos.
Por su parte, el Presidente de EE.UU., Barack Obama, afirmó que el régimen de "puño de hierro" de Jaddafi está en un "punto de quiebre". "La manera más segura para que concluya el derramamiento de sangre es simple: Jadaffi y su régimen deben reconocer que su gobierno ha llegado a su fin. Debe reconocer la realidad de que ya no controla Libia. Debe ceder el poder de de una vez por todas".
1.667 personas habrían muerto desde el sábado, según cifras del régimen no confirmadas.
Fuente: emol.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario