Alemania y Rusia cooperarán en la búsqueda de bienes culturales sustraídos por los nazis de los museos de la extinta Unión Soviética durante la II Guerra Mundial, según anunciaron las dos fundaciones alemanas que apoyan este proyecto.
Para ello, historiadores de arte de ambos países seguirán la pista de centenares de obras de arte y libros pertenecientes a los museos de Nóvgorod y Pskov, en el noroeste de Rusia, y los palacios que rodean San Petersburgo, la antigua capital imperial, que fueron saqueados por el ejército alemán.
En el marco del proyecto, que cuenta con el apoyo de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano y la Fundación Cultural de los Estados Federados, los museos rusos tendrán por primera vez la oportunidad de consultar archivos en Alemania y en Rusia, así como de los países aliados en la II Guerra Mundial.
Esta cooperación forma parte del diálogo museístico germano-ruso, en el que desde noviembre de 2005 unos 80 museos alemanes quieren dar un impulso a las conversaciones estancadas sobre el retorno de obras robadas en Rusia.
No obstante, el presidente de la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, Hermann Parzinger, lamentó que este diálogo a día de hoy constituya básicamente un monólogo por parte alemana.
"Más de 60 años después de la guerra, no podemos decir dónde se encuentran los bienes culturales robados", declaró el director científico del proyecto, Wolfgang Eichwede, experto en esta materia concreta y fundador del Centro de Estudios de Europa del Este en la Universidad de Bremen.
Los nazis se sintieron especialmente atraídos por objetos relacionados con la historia alemana o procedentes de talleres germanos, como por ejemplo la sala de ámbar en el complejo palaciego de Tsárskoye Seló o la fuente de Neptuno en Peterhof, procedente de Núremberg.
Según la experta museística rusa Svetlana Nekrásova, un total de 154 museos fueron saqueados por los alemanes. La búsqueda de los bienes culturales sustraídos se ve dificultada por el hecho de que muchos catálogos y listados de inventario fueron destruidos.
Aunque la Unión Soviética documentó tras la guerra los bienes desaparecidos, la pista en la mayoría de los casos se pierde en Europa del Este y Alemania. Hasta el día de hoy, no se sabe con certeza qué bienes culturales fueron destruidos y cuáles acabaron en manos privadas, por lo que Eichwede habló de una tarea detectivesca.
Ya después de la contienda mundial, Estados Unidos entregó a la URSS unos 530.000 objetos que los aliados habían descubierto en los depósitos alemanes. En este sentido, Eichwede negó que Estados Unidos almacene todavía una cantidad significativa de estos bienes robados.
Fuente: vanguardia.com
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