Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre), la Organización Mundial de la Salud hace un llamamiento para acabar con la estigmatización de la depresión y de otros trastornos mentales y mejorar el acceso al tratamiento para todas las personas que lo necesiten.
En el mundo hay más de 350 millones de personas con depresión, un trastorno mental que altera sus vidas. Sin embargo, debido a la estigmatización que todavía existe de este trastorno, muchos de los afectados no reconocen su enfermedad y no buscan tratamiento.
La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo, y se caracteriza por una sensación persistente de tristeza durante dos semanas o más, que interfiere con las actividades laborales, escolares o domésticas. Hay tratamientos psicosociales y farmacológicos eficaces. Para resolver la depresión es fundamental la participación activa de las personas que la padecen y de sus allegados. El primer paso consiste en reconocer la depresión y buscar apoyo. Cuanto antes empiece el tratamiento, mayor será su eficacia.
«Disponemos de algunos tratamientos muy eficaces para la depresión. Lamentablemente, sólo la mitad de las personas con depresión reciben la atención que necesitan. De hecho, en muchos países esa cifra es inferior al 10%», dice el Dr. Shekhar Saxena, Director del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias. «Es por ello que la OMS está colaborando con los países en la lucha contra la estigmatización como actividad esencial para aumentar el acceso al tratamiento.»
Las actitudes culturales y la falta de buenos conocimientos sobre esta afección contribuyen a la renuencia a buscar ayuda.
Las estimaciones de la OMS indican que la depresión es frecuente en todas las regiones del mundo. Un estudio reciente respaldado por la OMS reveló que alrededor del 5% de las personas residentes en la comunidad han padecido depresión durante el último año.
La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Hay relaciones entre la depresión y la salud física; así, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares pueden producir depresión, y viceversa. Una de cada cinco parturientas sufre depresión tras el parto.
Además hay circunstancias como las presiones económicas, el desempleo, los desastres o los conflictos que también aumentan el riesgo de padecer este trastorno.
En el peor de los casos la depresión puede llevar al suicidio. Cada año se suicidan cerca de un millón de personas, muchas de las cuales padecen depresión.
La OMS presta asistencia a los gobiernos para que incluyan el tratamiento de la depresión en sus paquetes básicos de atención sanitaria. A través del Programa de acción para superar la brecha en salud mental (mhGAP) se capacita a los profesionales sanitarios de los países de bajos ingresos para que identifiquen los trastornos mentales y proporcionen una atención adecuada, asistencia psicosocial y medicación a las personas con depresión.
La Federación Mundial de Salud Mental inició en 1992 la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, que sirve a muchos países y organizaciones para concienciar a la población de los problemas de salud mental y fomentar un debate abierto sobre los trastornos mentales, así como las inversiones en servicios de prevención, promoción y tratamiento.
Fuente: who.org
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